miércoles, 17 de abril de 2013

La reforma en telecomunicaciones debe ser aprobada de inmediato: Aleida Calleja



Ponencia completa de Aleida Calleja en el III Seminario de Radio y Comunicación Indígena

Quisiera compartir la experiencia que me ha tocado vivir con las radios indigenistas y luego con las radios comunitarias. Ahora, de manera más amplia, el derecho a la información, telecomunicaciones, medios electrónicos, con la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, y, obviamente, a la reforma en telecomunicaciones que está en discusión en el Senado de la República.
Comenzaré por la experiencia con las radios indigenistas. Entré a esa experiencia gracias a Eduardo Valenzuela, que era subdirector del Sistema de Radiodifusoras Indigenistas, y cuando me hizo la entrevista todavía no había terminado la universidad, estaba por terminarla.
Me decía: “Veo que no tienes mucha experiencia”.
Pues no, a mi edad difícilmente se podía tener experiencia en algo, pero confió en mí y me dio la oportunidad de poder iniciar en la radio indigenista, que en aquel tiempo se planteaba abrir en Zacapoaxtla, no iba a estar en Cuetzalan.
Lo que se hizo fue una investigación. Se conformó un equipo de investigación en el que se planteaba hacer un estudio sobre cuál era el consumo de medios.  ¿Dónde era mejor poner la emisora? y ¿cuál era el perfil para responder a las necesidades de las comunidades nahuas y totonacas en esa parte de la Sierra Norte de Puebla y que abarcaba un pedazo de la parte totonaca de Veracruz.
Finalmente, se decidió que tenía que estar en Cuetzalan por una cuestión de cobertura geográfica, que permitiría llegar a mucho más comunidades indígenas.
En aquel tiempo, la verdad es que el sistema de Radiodifusoras Indigenistas estaba teniendo un proceso de expansión muy importante. Al mismo tiempo que se estaba abriendo esa radio en Cuetzalan se estaban abriendo otras cuatro más: la de San Quintín, Baja California, y la de Jamiltepec, Oaxaca.
Fue un momento muy importante en el que el Sistema de Radios Indigenistas se consolidó y, además, en aquellas fechas, el 92, se hizo la Quinta Asamblea Mundial de AMARC, que trajo experiencias de radios comunitarias de todo el mundo. 
Eduardo estuvo en la organización de esa asamblea. Es una asamblea memorable de AMARC, se recuerda muchísimo esa asamblea.
En aquel momento, la radio indigenista estaba muy reflejada, se identificaba mucho con lo que estipulaba la radio comunitaria como movimiento social a nivel mundial y donde el movimiento ha sido más fuerte: en América Latina.
Ya con la experiencia de trabajar con las comunidades, a mí me transformó y las comunidades me reeducaron. Cambió, para mí, la manera de percibir al mundo, la manera de pensar y también me adentró en esa parte del México que lastima.
También me adentró a conocer y a ver que muchas de las condiciones que tenemos como país en términos de desigualdad y de justicia tienen que ver con las condiciones que se desarrollan a nivel local. Si lo local no cambia, si lo local no se transforma, es muy difícil que el resto del país pueda transformarse.
Hay muy poca atención en lo local. Me enfrenté a lo que significan los cacicazgos, lo que significaba en aquel tiempo la discriminación en muchos sentidos y lo que significaba la información.
La información para poder generar procesos de cambios. En alguna parte de este libro de Con permiso, narro cómo en una comunidad un indígena me decía que era imposible que los indígenas pudieran ser presidentes municipales.
Yo le pregunté por qué y me dijo que para ser presidente municipal hay que pagar mucho cada mes. Hay que dar una mensualidad para ser presidente municipal, hay que pagarle al gobierno. Eso dicen los mestizos.
Me pareció muy sorprendente, era algo que no me esperaba.
El tema de la información como recurso social básico de ejercicio de libertades y de empoderamiento me quedó sumamente claro. Entonces, le vi mucho más sentido a la radio.
La radio tiene que generar esa información y tiene que generar los espacios de discusión y de diálogo social. En aquel tiempo nació a la luz pública el movimiento zapatista. Recuerdo muy bien cómo el gobierno reaccionó de una manera muy fuerte, incluso pusieron un dispositivo especial. Recordarán que una de las radios indigenistas en Chiapas fue tomada por los zapatistas para dar su mensaje en la madrugada.
Pusieron un dispositivo para que en cualquier momento, a distancia, los transmisores se pudieran apagar en caso de que se pudiera tomar a cualquier otra radio indigenista.
En aquel momento, la radio comunitaria en México estaba en pañales. Las únicas experiencias de radio comunitaria que teníamos en aquel momento eran la Radio Teocelo y la Radio Huayacocotla. No existían más experiencias consolidadas. Existieron muchas experiencias, pero todas fueron feneciendo. Lo que realmente existía en México era la radio indigenista y se reconocía como que la radio indigenista era la radio comunitaria.
Las radios indigenistas durante muchísimo tiempo fueron el espacio que suplió lo que pudieran ser las experiencias de radio comunitaria como ahora las conocemos.
Se generaban mecanismos de participación mucho más abiertos. Había consejos consultivos en las emisoras, había corresponsales comunitarios, las organizaciones tenían espacios dentro de la radio, se organizaban foros.
Me tocó que hiciéramos un foro sobre el tema de la autonomía indígena. Había mucha preocupación con Gobernación. Cada tanto me visitaba seguridad nacional para ver cómo estaba el movimiento. El gobierno estaba muy preocupado por lo del tema zapatista.
Lo que me tocó en aquel tiempo fue que la radio estuviera permanentemente vigilada por la policía. En un foro sobre autonomía indígena me rodearon la radio de policías y yo le estaba hablando al delegado para decirle que sólo estábamos hablando en un foro.
La verdad es que sí fue un momento muy clave de la apertura de esa radio, porque además fue el asesinato de Colosio en las elecciones del 94.
En aquel tiempo, Manuel Bartlett era gobernador del estado. La radio ya estaba lista para salir al aire y nos impidió abrirla durante seis meses hasta que pasara el proceso electoral.
Hasta que Zedillo ganó, al siguiente día nos dijeron que la radio se podía abrir. A partir de ese entonces, comenzamos todo el trabajo con la radio indigenista. 
Esta experiencia de AMARC, que fue la quinta asamblea, nos permitió conocer experiencias de radio comunitaria de Australia, Estados Unidos, Bolivia; la verdad es que me dejó una impresión muy fuerte y, desde entonces, acogí la lucha de la radio comunitaria en México.
La Asociación Mundial de Radios Comunitarias ya existía y lo que hice fue adherirme. Me salí de la radio indigenista y me adherí a la AMARC. En aquel tiempo, el 2000, empezó el periodo de transición política, ganó (Vicente) Fox.
En las mesas de transición política se hablaba como me mandan en todas las organizaciones. Había una red muy grande de organizaciones a nivel mundial que se llamaba "El poder social". Allí se estableció que era necesario cambiar la ley de radio y televisión, reconocer a los medios comunitarios, es decir, las demandas de democratización del sistema de medios de comunicación.
Fox prometió cambiar la ley. Se hicieron mesas de transición, se hizo una mesa de diálogo en Gobernación, donde estaban todos los actores, donde estaban los partidos políticos, los concesionarios, las organizaciones sociales, el gobierno y no tenía mucho que había sucedido una cosa clave para que creciera la radio comunitaria en México.
Esa cosa clave fue la huelga en la UNAM, en el 99. La huelga en la UNAM, al hacerse la emisora La Ke Huelga, cambió todo radicalmente porque los ingenieros, los que estaban estudiando ingeniería hicieron lo que nosotros le llamamos los transmisores "Nestlé".
Se agarraron una lata de leche Nestlé, unos cables e hicieron transmisores de baja frecuencia. Con eso se transmitía en la Ke Huelga. El principal problema siempre era tener el transmisor porque es muy caro. Tener un transmisor profesional de marca es muy caro.  Con esa experiencia, de hacer los transmisores leche Nestlé, se fueron muchos a las comunidades a poner radios de baja frecuencia en muchos lugares. Empezaron muchas comunidades a transmitir y, además, se veía la posibilidad de un cambio en la ley federal de radio y televisión y con eso se abría una luz al final del túnel para que pudiera haber radios comunitarias y que fueran las comunidades las que manejaran sus propios medios de comunicación.
Empezaron a crecer radios comunitarias por muchos lados.
En el 2002, que se rompen las mesas de negociación en Gobernación por el decretazo de Fox, fue cuando Fox saca el cambio de utilización de tiempos fiscales y tiempos oficiales, y lo hace con la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) y se rompe la negociación.
En ese momento empieza una persecución en contra de las emisoras comunitarias por parte del Ejército y, además, nos enteramos en aquel tiempo de que venía un operativo simultáneo para desmantelar a todas las radios comunitarias.
Lo que hicimos, como respuesta, fue organizar el Primer Festival de los Medios Comunitarios y Ciudadanos en México, que fue una experiencia que congregó a muchísimos medios. Estuvieron las radios indigenistas, estuvieron las radios comunitarias, estuvieron las radios libres. Vinieron emisoras de Argentina, de Canadá, de Estados Unidos y eso nos generó una visibilidad, donde demandábamos que se reconociera al sector comunitario en los medios de comunicación y que les dieran los permisos de operación porque ése era el derecho legítimo de las comunidades indígenas, campesinas y de los grupos ciudadanos en las ciudades.
Eso conectó en un momento clave en el que la propia Asociación Mundial de Radios Comunitarias América Latina esta retransformado el discurso, es decir, el tema de las radios comunitarias no sólo era un tema cultural, sino que era un tema de derechos humanos, del ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información.
En ese momento nosotros tomamos los estándares internacionales de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las interpretaciones que había hecho la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre las frecuencias y los criterios democráticos que deberían de manejar los estados para el manejo de las frecuencias para ir a hacer lobby con el que en aquel entonces era el relator de Libertad de Expresión, el argentino Eduardo Bertoni, para decirle “haz un informe hemisférico sobre libertad de expresión y pobreza, donde se establezca que los grupos ciudadanos y las radios comunitarias atienden lo que otros medios tradicionales no atienden y es un tema de libertad de expresión.
En el 2002, conseguimos que Eduardo Bertoni viniera a una visita oficial a México y ahí habló con las radios comunitarias, habló con las autoridades, habló con radiodifusores y, en ese momento, se generó una tensión muy fuerte porque nosotros estábamos pidiendo los permisos para las radios comunitarias.
En aquel tiempo era secretario de Comunicaciones y Transportes Pedro Cerisola y, entonces, Cerisola le contesta a la Cancillería que el tema de la radio no tiene nada que ver con la libertad de expresión.
La Cancillería no sabía qué hacer. Nosotros nos enteramos que ésa había sido la respuesta.
Dijimos: “si no admite una entrevista el secretario de Comunicaciones y Transportes con el relator de Libertad de Expresión porque dice que no tiene nada que ver con la libertad de expresión, vamos a armar un escándalo internacional”.
Cerisola le habla a Fox y le dice:
 “Es que no tiene nada que ver con esos revoltosos de los derechos humanos”.
Fox le dice:
“Los atiendes”.
Ahí ponemos otro paso por delante. 
Se sigue generando el cierre de emisoras, nosotros seguimos denunciando a nivel internacional. La persecución se vuelve tan fuerte, sobre todo por la presión de los radiodifusores. El asesor jurídico de Televisa, Javier Tejado Dondé, tenía una campaña en contra de las radios comunitarias y en contra de mi persona a nivel nacional y permanente. A mí me acusaba de ser la promotora de la radio clandestina y guerrillera en México.
¿Cuál fue nuestra respuesta ante eso?
 Generar una estrategia que iba en tres sentidos:
Mediática, jurídica y política.
Abrimos una mesa de negociación en Gobernación, una en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Abrimos una línea jurídica, nos conseguimos a los abogados de la AMEDI, que eran los aliados, e iniciamos por la petición de los permisos con la intención de irnos a un amparo o llegar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La línea de comunicación tuvo que ver con hablar con cada líder de opinión, con cada organización, con cada medio de comunicación para explicarle qué era la radio comunitaria.
En aquel tiempo, radio comunitaria para mucha gente era la radio indigenista por esta cuestión que les comento. Hubo que explicar que la radio indigenista son medios de Estado, son medios públicos porque pertenecen a una instituión del Estado. Primero al Instituto Nacional Indigenista y luego a la Comisión Nacional de Desarrollo para los Pueblos Indígenas.
Finalmente, la propiedad del medio es de una institución del Estado que cumplía muy bien su servicio público y eran espacios de apertura para las comunidades.
Quien decidía por el medio era la institución. Las radios comunitarias eran experiencias ciudadanas, donde había una propiedad colectiva de las personas, de los ciudadanos y que atendían agendas concretas.
Radio comunitaria no significaba baja potencia. Radio comunitaria no era cumplir con las tres P: pobres, pocas y pequeñas.
Una radio comunitaria se llama comunitaria porque responde a una comunidad de intereses: ambientalistas, feministas, pueblos indígenas, jóvenes. Es decir, tiene una agenda social de transformación y atiende a comunidades concretas.
Por lo tanto, puede cubrir una ciudad completa o una comunidad pequeña y puede actuar con toda la tecnología y puede tener mecanismos de financiamiento, incluyendo transmisión, la venta de tiempo aire para cumplir con sus objetivos. Si bien, no tiene fines de lucro, tampoco tiene fines de pérdida.
Tuvimos que hacer todo un trabajo de convencimiento sustentándolo en las propias recomendaciones que había hecho la Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Plantear cómo estaban reconocidos estos sectores en países como Francia, Canadá, en Estados Unidos, donde se reconoció hace tres o cuatro años pero existían sin que se llamaran comunitarias, en Colombia.
Tuvimos que hacer todo un trabajo sistemático de apoyo. En ese tiempo me tocó ser parte del Consejo Regional de América Latina y el Caribe, con el cual nos nutrimos de experiencia.
La verdad es que la experiencia de América Latina nutrió otras regiones del mundo, sobre todo, por el trabajo que hicimos en materia de legislaciones y derecho a la comunicación. Me tocó asumir la vicepresidencia mundial y la verdad es que de todo el mundo en este el movimiento de las radios comunitarias con más espíritu, empuje es el movimiento de Asia-Pacífico.
Hay que ver el movimiento en Nepal, en Tailandia, en Japón. Se convirtió en algo mucho más extendido.
Ésa fue la experiencia de AMARC. Salí de la AMARC. Ya estaba yo en la dirección del Programa de Legislaciones y Derecho a la Comunicación y en aquel momento yo ya participaba en la Asociación Mexicana de Derecho a la información, era parte del Comité Directivo.
Raúl Trejo Delarbre era su presidente y me pidió que me hiciera cargo de la presidencia de la AMEDI, porque consideraba que la AMEDI debería tener un mayor acercamiento con el sector social.
Acepté esa presidencia que, además, era honoraria pensando que eso iba a potenciar el trabajo de AMARC y su demanda por el reconocimiento en la ley y su demanda de que tuviera muchísimos más permisos.
Por desgracia, ya había roces con la dirigencia de AMARC y deciden despedirme porque consideraban que había un conflicto de interés para que yo fuera presidenta de la AMEDI y al mismo tiempo directora del Programa de Legislaciones en América Latina y el Caribe.
Eso generó una gran molestia, una gran tensión y un rompimiento muy fuerte. Hubo una carta suscrita por muchos periodistas e intelectuales de América Latina  y Europa, donde le reclamaban a la AMARC que hubiera hecho esta acción de una manera tan fuerte. Eso generó un distanciamiento de mi parte con la dirigencia de AMARC.
Yo sigo en contacto con las radios comunitarias, las tengo en mi corazón, pero con la dirigencia de AMARC no estoy trabajando directamente.
Asumo la presidencia de la AMEDI y me tocan dos momentos que yo no pensé que me iban a tocar. 
El primero de ellos tiene que ver con el proceso electoral mismo, en el que la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión tenía la consigna de reventar la ley electoral.
Ustedes se recordarán de la ley electoral del 2007, que cambió de manera sustancial el modelo político electoral en nuestro país. Lo que hizo fue quitar el dinero de las campañas electorales, ningún partido político podía comprar ningún espacio en los medios de comunicación y se utilizan los medios de estado para transmitir lo medios de Estado para transmitir las campañas electorales y político. Eso le quitó un millonario y jugosísimo negocio, sobre todo, a las televisoras. Sólo en el 2006 habían ganado 2 mil millones de pesos en el proceso electoral.
Era muy inequitativo porque quien tenía más dinero salía más en la tele. Por eso, cuando se aprobó la ley, que además se aprobó escondidita de un día para otro, yo no sé si ustedes lo vieron pero en aquel momento todas las estrellas del Canal de las Estrellas, López Dóriga, Paty Chapoy, Alatorre diciendo que esa ley violaba la libertad de expresión y Paty Chapoy diciendo que ya no iba a poder decir que Enrique Peña Nieto era guapo.
La verdad es que los partidos se sostuvieron. Había pasado lo de la ley Televisa, ya se había metido la acción de inconstitucionalidad. En el 2007, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional los principales artículos de la ley Televisa y la clase política quedó muy vilipendiada.
¿Cómo era posible que había aprobado una legislación que beneficiaba y le daba, prácticamente, el espectro de la nación  a una empresa, a Televisa?
Entonces, en pleno sigilo, todos los partidos políticos se pusieron de acuerdo y sacaron la ley electoral. La consigna de las televisoras fue que era una ley que violaba la libertad de expresión.
Hicieron todo lo posible por generar un rechazo social por esa ley.
No sé si ustedes se acuerdan de aquel escándalo de que estaba el partido de futbol y lo que hicieron es que en lugar de pasar la pauta del IFE por cada tiempo, juntaron todo y dijeron:
“Interrumpimos el partido de futbol porque el IFE nos obliga a pasarlo ahorita”.
La gente enojadísima. Hicieron cualquier cantidad de tretas para tratar de reventar la ley electoral. Sacaron desplegados diciendo que iban a pasar 34 millones spots y que eso iba a descarrilar la elección presidencial y entonces me tocó a mí, ya en la presidencia de la AMEDI, atacar y atajar, y denunciar lo que estaban haciendo las televisoras.
Nosotros lo que dijimos es que estaban haciendo un linchamiento mediático porque les quitaron un jugoso negocio y si hay alguien que ha violado la libertad de expresión, han sido las televisoras. Si hay alguien que hay violado la ley son las televisoras.
Se ha demostrado en la elección del 2009, que fue cuando se puso en prueba la ley electoral por primera vez, se ha demostrado que pueden pasar esos millones de spots y más.
Nos fuimos a un debate incluso público. En algún momento, Carmen Aristegui me invitó a debatir públicamente con el consejero de la Cámara, de la CIRT, Jaime Ramos, y se generó un debate público muy fuerte y allí la AMEDI jugó un papel muy importante para desenmascarar la estrategia de las televisoras respecto a la ley electoral.
En 2012 vinieron los procesos electorales, todo parecía indicar que Peña Nieto iba tendido como bandido; las campañas eran de lo más aburridas, no había ninguna expectación de nada, cuando nace el #YoSoy132 en mayo.
Para los que estamos más viejos fue una cubeta para refrescar la esperanza. Esto que se decía que eran “ninis”, que los jóvenes eran unos apáticos, que no les interesaba la política, que no veíamos qué onda con esta juventud, resultó que no.
Resultó que era una juventud que tenía clarísima la película y, además, la demanda por la que nació el 131 y 132 daba en el clavo del problema estructural de la democracia en este país. Hemos podido cambiar el sistema electoral, hemos podido cambiar las reglas del juego de la lucha política, hemos transformado muchas cosas, pero lo que no hemos transformado es el sistema de medios.
Dieron en el clavo.
Ya venía todo este asunto de que Peña Nieto era producto de la televisora, de Televisa. Ya venía Jenaro Villamil denunciando todo el gasto en publicidad oficial y el 132 fue una renovación de la esperanza para muchos de nosotros. Pusieron en el centro de la discusión pública el tema de la democracia en el sistema de medios, no la democratización de los medios,  pero del sistema de medios.
Eso cambió el tablero electoral. En ese momento vimos la oportunidad de interpelar a los cuatro candidatos a la Presidencia de la República para hacerles las siete preguntas sobre la agenda del derecho a la información, que tenía que ver una nueva la ley, el tema de los derechos de los periodistas.
El primerito que nos contestó quién creen que fue. Además hicimos la coalición democracia y medios con una campaña que se llamaba "Telecracia no es democracia", con la que logramos que cerca de 200 organizaciones se adhirieran a esta coalición y cientos de personalidades, artistas.
¿Quién creen que fue el primerito que nos contestó el cuestionario? Peña Nieto y fue el primero que dice que va a reconocer a los medios comunitarios.
Sus asesores eran buenísimos. Sabían a quién se estaban dirigiendo.
¿Saben quién fue el último que nos contestó? AMLO y saben ¿por qué? Yo le dije a su asesora que no nos iba a contestar.
“Ustedes ya saben qué lo reivindica”. No es que sepamos o no, es un mínimo gesto político que le conteste a la sociedad civil. Sólo entonces contestó López Obrador.
López Obrador fue muy torpe en el segundo debate al no nombrar al #132, porque ese día se hizo la marcha más grande en apoyo a López Obrador.  Él como si no hubiera pasado nada en las calles.
A mí me parece que fue un error muy grande de su parte. La AMEDI lo que dijo es, y durante un rato lo sostuvo, veremos si Peña Nieto se atreve a quitarse el estigma de que es un producto de las televisoras. Se viene el 1 de diciembre y lo que nadie de nosotros sabía era que se estaba cocinando el Pacto por México.
Todo mundo cree que es una iniciativa de Peña Nieto y no es así. Es una iniciativa de la izquierda. La izquierda se da cuenta que si no empieza a negociar con el PRI lo va a aplastar. Entonces dice hagamos un acuerdo.
Peña Nieto tiene una ventaja que no tuvo nunca Calderón: escucha a sus asesores y sus asesores son muy listos.
Entonces, hacen el Pacto por México. El Pacto por México tiene muchas de las reivindicaciones de la izquierda. La izquierda se pone a negociar y, cosa que nadie se esperaba, sale la reforma de telecomunicaciones.
Cuando sale el Pacto por México, desde el AMEDI pensamos que había trampa. Lo revisamos y dijimos que estaba casi todo lo que habíamos pedido. Hay que saludarlo, ni modo. Lo saludamos.
Luego se vino que ésa era la primera reforma que iban a hacer, porque está claro, en el caso de los priistas, que ellos siempre mandan.
Si bien los panistas dejaron crecer los poderes fácticos y se dejaron avasallar por ellos, los priistas no. A Peña Nieto le urge quitarse el yugo de las televisoras, pero, sobre todo, le urge tomar el control.  No es que sea un demócrata buena onda.
Nosotros sabíamos que se estaba cocinando la iniciativa y empezó muy bien, hubo 32 versiones. Iban, venían. La verdad es que estuvo metida la mano de las televisoras pero hubo una cosa muy importante para que se avanzara tanto. El PRI, el PAN y el PRD se unieron y dijeron: “Ésta es la agenda”.
El PRI no tuvo de otra que recular pero fue un proceso de regulación. Pones esto, quitas esto, pones lo otro. Finalmente, se presenta, en febrero, la iniciativa; la presenta Peña Nieto.
Desde que nosotros la revisamos dijimos que le hacían falta cosas, no toca de la misma manera a las televisoras que a las telecomunicaciones, pero sí trastoca a los monopolios. Faltan varias cosas pero, en lo general, es una iniciativa que contiene la mayor parte de las demandas que hemos tenido como sociedad.
Algo que habíamos peleado desde hace 30 años, pregúntenselo a Raúl Trejo Delarbre, que la radio y televisión fueran de servicio público y no de interés público.
En la reforma dice que las telecomunicaciones y la radiodifusión son de servicio público de interés general. Eso qué significa. Parece una tontería pero ya empieza a transformar el sistema de comunicación en México. Servicio público significa que el Estado lo tiene que garantizar y significa que quienes dan ese servicio tienen que darlo en función del cumplimiento de derechos.
En el artículo 6° se cambia y se establece no sólo el derecho a recibir información, sino también a difundirla por cualquier medio de la elección que uno quiera.
El artículo 7° constitucional, del que se derivaba la ley de imprenta de 1917, bien moderno, establece lo que dice el apartado 3° del artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Se reconoce por primera vez en la historia a nivel constitucional que existen medios públicos no oficiales, no estatales como están ahora en la ley. Se les da independencia editorial y de gestión. Se reconoce por primera vez en la historia a los medios de uso social, que no dice que son comunitarios o indígenas, sería mejor, pero qué otros conocen de uso social.
En el 6° constitucional, a la hora de decir hay concesiones comerciales, hay concesiones públicas y concesiones de uso social, lo hacen en función del artículo 2°, que son los medios indígenas, del artículo 3° y del artículo 7°. No es cierto que no estén reconocidos los medios indígenas en la iniciativa. Sobre eso se basa el artículo 6° para determinar los tres sectores de la radiodifusión. Sería mejor que pusieran comunitarios, pero eso no quiere decir que estén excluidos. Se pueden incluir explícitamente en la ley reglamentaria.
Por primera vez, tenemos un retraso en radiodifusión de 50 años, se reconoce que todas son concesiones. Ya no hay concesiones y permisos, los permisos es una figura totalmente discriminatoria, que hacía un trato diferenciado e injusto frente a los medios comerciales, se reconoce que todas son concesiones. No hay de primera y de segunda. Todas son concesiones con finalidades distintas. Unas con fines de lucro, comerciales, y otras sin fines de lucro, como las públicas y de uso social.
Por primera vez se determina constitucionalmente la desinversión para los monopolios. Está claramente establecido cuáles son los criterios para la desinversión en materia de telecomunicaciones. Slim, quiera que no, va a tener que compartir toda su infraestructura con el resto de los competidores. Nadie puede tener más del 50 por ciento del mercado.
¿Saben cuánto tiene Televisa? Depende de qué hablemos: de audiencia, de publicidad, comercial, de frecuencia.
Por primera vez se le da autonomía constitucional al órgano regulador. Se hace famoso Ifetel, el Instituto Federal de Telecomunicaciones; era algo que habíamos pedido hace décadas. Actualmente, la Constitución reconoce de manera absurda, le da al Presidente la total facultad para decidir sobre el espectro. Por eso ha habido una utilización política, discrecional, opaca y facciosa del espectro radioeléctrico como herramienta política del Presidente en turno.
¿Se recuerda el año pasado MVS, Aristegui? ¿El refrendo de la banda de 2.5 GHz? Calderón se tardó seis años para contestarle a MVS si le refrendaba, o no, las concesiones.
En el manejo, cuando Lozano le dice a Joaquín Vargas que quite a la periodista o no refrenda las concesiones. Violación a la libertad de expresión. Es un organismo que tiene un procedimiento para sus integrantes medio farragoso, pero fue la única forma que se encontró para que no hubiera una partidización del órgano como nos ha sucedido con el IFE, pero tampoco para que el Ejecutivo decida quién es el comisionado.
¿Qué es lo que va a suceder? Se va a hacer una convocatoria abierta, tienes que hacer un examen de conocimientos que va a llevar cuatro órganos autónomos que es el Banco de México, el Inegi, el instituto de evaluación que salió con la reforma educativa y uno más; con el acompañamiento de dos universidades de educación superior públicas. Como son siete comisionados, por cada comisionado se van a sacar de las tres a cinco calificaciones, se van a mandar al Presidente, el Presidente va a decidir una terna por cada lugar, la va a mandar al Senado de la República y por dos terceras partes el Senado de la República puede aceptar o rechazar. Si se rechazan, recogen los siguientes y así.
La única que encontraron los partidos para que ni sean totalmente los partidos los que decidan ni sea totalmente el Ejecutivo el que decida.
Se le da autonomía, se le agregan las facultades de competencia económica en telecomunicaciones y radiodifusión a Ifetel. Se le da autonomía constitucional a la Comisión Federal de Competencia con el mismo procedimiento para poder escoger a los comisionados.
Los órganos reguladores, o han sido capturados por el gobierno o por los regulados.
En siete años, ¿saben cuántas resoluciones hizo la Cofeco de dominancia? Adivinen.
Once. ¿Saben cuántas de dominancia de televisión? Ninguna.
Televisa no domina el mercado de la televisión. ¿Qué tal? Está claro que no ha cumplido con su función y genera una tercera cadena nacional pública.
La licitación forzosa en 120 días una vez que se apruebe la reforma de las dos cadenas nacionales y 120 días, a más tardar, para hacer la ley reglamentaria.
¿En qué momento estamos con lo de la ley?
No sé si vieron el desplegado del día de hoy en los periódicos. Un desplegado donde se dice que la reforma en telecomunicaciones tiene que aprobarse sin dilaciones y sin retrocesos. Esta cosa que hizo Cámara de Senadores de abrir los foros, que vengan los expertos que nos digan. A todo dar, pero fíjense que el 30 de abril termina el periodo de sesiones. Si no se aprueba la reforma antes de que termine este periodo de sesiones, perdimos la batalla.
Diferirla a septiembre es que ya nos quedamos sin nada. Si los poderes fácticos han estado operando en estos 100 días, imagínense de aquí a septiembre. Lo que nosotros le estamos diciendo a los senadores es: si van a cambiarla, hagan cambios menores. Que no toquen la estructura, la columna vertebral de la reforma, la autonomía del órgano constitucional, el reconocimiento de los tres sectores, el servicio público. Pueden agregar cosas para mejorar, menos, pero la estructura se debe mantener. Si van a hacer esos cambios, ustedes nos tienen que garantizar que están acordados en Cámara de Diputados para que llegue a Cámara de Diputados se apruebe sin más antes del 30 de abril.
Ahora resulta que no se ponen de acuerdo los legisladores, los senadores y dicen que van a dar la primera lectura hasta el jueves. Que a la mejor el viernes la votan.
¿Cuánto queda para que termine el periodo de sesiones? Una semana. Lo que no nos puede suceder es que nos quedemos sin reforma. Tiene sus asegunes como toda reforma. Es perfectible como toda reforma, pero lo peor que nos pueda pasar es quedarnos como estamos; es el peor de los mundos.
Yo sé que todo mundo quisiera, incluso nosotros AMEDI, que estuvieran los criterios concretos para romper radiodifusión, porque la toca más que telecomunicaciones. A nosotros que no nos cuenten, es cierto. Queremos internet para todos ya, pues sí. Que queremos comunitarios, que aparezca la palabra comunitarios en la constitucional, pues sí. Que queremos quitarle el chipote presidencial para qué va a pedirle opinión no vinculante al secretario de Comunicaciones y Transportes, pues sí.
¿Nos queremos arriesgar a que no haya acuerdo o que la aprueben en sus términos? La madre de todas las batallas va a ser la reglamentaria, la ley secundaria; ahí sí va a estar el diablo, la letra chiquita que nos tiene que decir qué se tiene que hacer para lograr lo que está en la Constitución. Ahí sí tenemos que matar el cochino a pellizcos, todos juntos.
Ésa es la madre de todas las batallas. Por eso decimos que no nos confundamos. Esto es un asunto de acuerdo político. Por primera vez en la historia de este país se pusieron de acuerdo las principales fuerzas políticas para un tema que no ha tenido cambios sustanciales en 50 años en el caso de la radiodifusión y 20 años en el caso de  telecomunicaciones.
La exigencia es ahorita y ése es el hashtag que se está moviendo en Twitter: #reformatelecomya, porque por mucho que nos digan los panistas que la van a mejorar, como dice Javier Corral, pero garantiza que habrá acuerdo en Diputados.
La finísima persona que es Javier Lozano que dice: “No, hay que ponerle contrapesos a esa instancia tan poderosa que es el Ifetel”.
Los calderonistas en ese caso, en el caso de Lozano, son estrategias dilatorias. Es el momento de que todos como ciudadanos digamos que queremos la reforma ya.

*Aleida Calleja
Es licenciada en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. 
Fundadora de la radio indigenista de la Sierra Norte de Puebla Radio Cuetzalan
asesora de proyectos de comunicación con mujeres refugiadas guatemaltecas en Chiapas, profesora del Seminario Identidades y Globalización de 
la Universidad Internacional de la Mujer en Hamburgo, Alemania.
Representante en México y vicepresidente internacional 
de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC).
Directora del programa de legislaciones y derecho a la comunicación
 para AMARC en América Latina y El Caribe.
Coautora de los libros No más medios a medias
Con permiso, la radio comunitaria en México, 
La ley Televisa y la lucha por el poder en México,
 Pases para una política pública en materia de libertad 
de expresión en medios comunitarios, entre otros.
Articulista en revistas especializadas en el análisis de los medios, 
colaboradora del portal de noticias La Silla Rota, 
el periódico El Nuevo Mexicano y de la revista Zócalo.
Actualmente es la Asociación Mexicana de Derecho a la Información,
 presidente de la asociación civil Comunicación Comunitaria.
 Asesora de la organización internacional International Support 
y conductora del programa Intermedios, 
que se transmite en la Radio Ciudadana del IMER.