Ponencia completa de Genaro Bautista en el III Seminario de Radio y Comunicación Indígena
AIPIN es una iniciativa de pueblos indígenas
en comunicación. Es el slogan de arranque, inicial. Surge de manera prematura
el 1 de enero de 1994 a raíz del levantamiento de indígenas mayas y de otros
pueblos en Chiapas.
De manera
inicial, pensamos lanzar AIPIN un grupo de comunicadores indígenas de distintos
puntos del planeta, sobre todo de América, o de Abya Yala como le decimos.
Pensamos inicialmente en el mes de agosto, pero los acontecimientos que se
suscitan en Chiapas hacen que esto se dé de manera prematura, hacen que
tengamos que enfrentar en ese tiempo el reto de poder transmitir como agencia
sin infraestructura.
No
estábamos preparados.
Habíamos
participado en Naciones Unidas, en Europa con algunas agencias de noticias
como DPA, Reuters, Prensa Latina, IPS.
Íbamos a
ser una agencia de noticias indígenas, dirigida por indígenas, conducida por
periodistas indígenas. Eso iba a ser un seguimiento de lo que fue en su momento
la primera revista de interés indígena en el formato de prensa: Etnias, que
estuvo de 1988 a 1992.
Ésa fue la
primera experiencia formal. Es el primer ejercicio periodístico (indígena) en
el planeta. Ni los asiáticos, ni medio oriente, África, Norteamérica, tampoco.
Había experiencias de algunos lugares como del Consejo Mundial de Pueblos
Indígenas o el Consejo Indio de Sudamérica a finales de los 80.
De ahí que
en esos tiempos, éramos la novedad. En el tema indígena somos la moda.
El esfuerzo
no sólo es nuestro. Atrás de nosotros había compañeros igual que se
identificaban con el tema indígena. Así tenemos a José Reveles, Miguel Ángel
Granados Chapa, Pedro Valtierra, Heliodoro Cárdenas, Rosa Rojas, Matilde Pérez.
Muchos colegas, hombres y mujeres, que han seguido el proceso. En 1992, gracias
al apoyo de José del Val, que en ese tiempo estaba en el INI, se hace el Primer
Encuentro Internacional de Prensa India y reunimos a los comunicadores en el
tema.
Viendo esos
escenarios, en 1992 se apreció que el formato de revista era bueno, pero
difícil de aguantar. Logramos mantener una regularidad trimestral.
Se formó
una comisión para revisar cómo era más factible continuar y se coincidió en que
el formato de agencia facilitaba las cosas. Se distribuía la información a todo
el mundo y no se necesitaba ser de manera escrita obligatoriamente. Así fue
como en octubre de 1993 fuimos a Europa a ver las agencias de noticias, las
televisoras.
El 1 de
enero de 1994 el EZLN alzó la voz. A partir de ahí fue cuando tuvimos que
adelantar un acuerdo estratégico que habíamos hecho con Interpress Service, la
agencia Italiana de Noticias, para transmitir por su hilo de telecomunicaciones
un servicio semanal que en su momento se
denominó Servicio Especializado de Comunicación Indígena, el cual fue lanzado
el 23 de enero de 1994.
Apuntábamos
que la creación del EZLN corría el riesgo de ser diluido o ser ocasional.
Es un poco
difícil reconocer la existencia de los pueblos indígenas. Hay que asumirlo y
nos toca remontar.
Así nace
AIPIN, vía IPS hasta 1997. En aquellas temporadas se dio la guerra de la
cordillera del Cóndor, entre Ecuador y Perú, donde las agencias de noticias
internacionales mandaron sus cables fechados desde las capitales del país.
AIPIN mandó el cable fechado desde el lugar de los hechos, desde la Cordillera
del Cóndor. Donde estaba la conflagración es una zona indígena y uno de ellos nos
informó. Metimos la nota, que luego otras agencias reclamaron el por qué no fue
vendida.
No era
tanto la cuestión económica, sino el hecho de que vieran que uno está ahí, que
uno tiene la posibilidad porque vive en el área. Todo el mundo tiene
telecomunicaciones, tiene lana suficiente, pero nosotros somos del lugar.
El tema en
ese momento era mostrar que teníamos las condiciones, la infraestructura.
Llamar la atención, que somos una agencia indígena; que también somos
periodistas.
Lo único
que nos hace falta es que el Estado reconozca que tenemos este derecho, que
tenemos esta posibilidad y que lo acepten como tal.
Que el
gremio periodístico reconozca que somos periodistas. En aquel tiempo, muchos
fuimos autodidactas. No cruzamos la academia en ese momento. Eso es parte de la
experiencia.
De ahí vinieron
altibajos. Llegó 1998 y tuvimos que dejar la oficina que estuvo ubicada en la
calle de Madero. Nos refugiamos en la Cámara de Diputados y no nos han sacado
de ahí. Siempre llega algún compañero indígena y buscamos la manera de operar
desde allá.
En 2007, la Suprema Corte de Justicia de la Nación señala al
Legislativo de violar los derechos de los pueblos indígenas en materia de
comunicación. Cuestionaron la llamada Ley Televisa. Así es como se lanza el
Congreso Nacional de Comunicación Indígena para plantear y exigir abiertamente
lo que son los derechos de los pueblos indígenas en la materia.
Nos tocó
abrir brecha para que en el Convenio de la OIT, la Declaración de Naciones
Unidos sobre Derechos de los Pueblos Indígenas esté metido el tema de
Comunicación Indígena.
De manera
más reciente, estuvimos con Érick Huerta estuvimos en Ginebra, como en Túnez, en
la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, donde el tema indígena ya
está inserto.
Son
pasajes, momentos, que estamos peleando desde nuestras trincheras. Encargados
de escribir, diseminar información de interés indígena por el planeta.
El asunto
reciente de la Ley de Telecomunicaciones, que para muchos es un avance,
nosotros sentimos que no hay tal avance. Si no están nueve puntos básicos, no
existimos. Por más bonita que se vea la ley.
Nadie salió al quite. Sólo un par
de diputados fueron los únicos que defendieron la causa en tribuna.
Fuera de
ahí, todos votaron a favor de la ley sin reprochar el hecho que en la misma no
se menciona la cuestión de que México es un país multicultural, pluricultural,
plurilingüístico, que tiene su origen y soporte en los pueblos indígenas, tal y
como está en la Constitución.
No pedimos
nada ajeno. Así como lo estipula la ley. Ahí lo que operan son los grupos de
interés. Estamos en el Senado a ver si se puede recomponer (la ley) un poquito.
Como nos
encanta la mala vida, estamos metidos y organizamos la Segunda Cumbre
Continental de Comunicación Indígena.
Tenemos que
lanzar una convocatoria porque vamos a requerir muchos voluntarios. Será un
evento de mil 500 o 2 mil personas. No es simple.
En todo
este proceso hemos generado la corriente de opinión que se conoce como
comunicación indígena. En algunos ámbitos dicen que somos los que impulsamos la
prensa indígena y es un referente obligado. Esto no fue gratuito. En antaño, el
movimiento indígena de 1970 tuvo que aportar para lo que fue la política
indigenista del Estado mexicano.
Gracias a
eso se creó la carrera en la UPN de Educación Indígena. Se abrió un espacio en
el CIESAS en la misma materia. Todo lo relacionado con educación indígena.
Muchos
investigadores y promotores vienen de ahí. No es un trabajo aislado.
Muchos van
a pensar que es una disposición, una buena voluntad del Estado y no. Eso nos ha
contado muchos muertos.
En el caso de comunicación recordemos La Voz
del Silencio. Recordemos en Ocumichu, en San Juan Nuevo. Recordemos lo que pasa
con Radio Totopo y Radio Huave en el Istmo de Tehuantepec; la rabiosa de
Tehuacán también fue cerrada.
Hay una
persecución infame hacia los medios de comunicación indígena y nadie hace nada.
El Estado
dice que está la disposición, que es una cuestión con perspectiva incluyente,
pero no vemos dónde está la inclusión. No
falta quién nos convide y estuvimos en la mesa de trabajo sectorial “Medios de
Comunicación con perspectiva incluyente”, en Gobernación.
Efectivamente,
estuvieron en la mesa incluidos todos, menos los indígenas. Fue una mesa de Gobernación, pero según el
discurso del subsecretario, era para escuchar a los actores. Sin demeritar a
los empleados, se debió garantizar que estuvieran las otras voces para aportar.
Más allá de
que lo echen al archivero, a la gaveta.
Está la
inclusión. Desde el año pasado se destinó un grupo de compañeros del movimiento
indígena, que vienen de décadas pasadas, se han dirigido al presidente Peña
Nieto pidiéndole audiencia para sumar voluntades y el silencio ha sido la
respuesta.
Aquí dirían
muchos el epitafio del subcomandante Marcos:
Esperemos
que no tengamos que escuchar el sonido de las armas. Que ésas siempre estén en
silencio.
Pareciera
que el Estado le está dando la razón, de que no se puede por otra vía. Se ha
estado insistiendo.
Se ha
hablado de un foro sobre el movimiento de los pueblos indígenas y no hubo
respuesta.
La misma
CDI. Ella no sabía que se iba a ir a la CDI. Cuando estuvo como presidenta de
la Comisión de la Cuenta Pública negó recibir a los diputados de la Comisión de
Asuntos Indígenas para ver cómo iba a quedar el presupuesto para los pueblos
indígenas y negó el incremento. No los recibió. En ese momento no sabía que su
horizonte era estar en la CDI. Ahora resulta que la gente está ahí. No se ve
que haya incidencia en los pueblos indígenas.
Este equipo
político que ha estado dirigiéndose a todas las instancias llamando la
atención, pidiendo aportar, ha sido desdeñado. Están hablando de inclusión pero
ahora no se ve. A lo mejor es muy pronto, pero se tiene que seguir insistiendo.
Nos toca a los comunicadores indígenas desde donde estemos.
A todos nos
toca la misma ley. La ley de telecomunicaciones obliga a los medios públicos, a
los independientes, a los sociales, pero deja libre a los grandes monopolios. Esas obligaciones no van para Televisa ni para
TV Azteca. ¿Qué onda con los medios convencionales?
A grandes
rasgos, en eso estamos por ahora.
*Genaro Bautista Gabriel.
Fundador de la Agencia Internacional de Prensa Indígena (AIPIN),
es miembro de la Comisión de Comunicación del Congreso
Nacional Indígena y del Congreso Nacional que se
realiza en la Cámara de Diputados.