La magia de la comunicación humana tiene esos
ribetes sorpresivos y sorprendentes. No es el texto, no es la idea fría,
racional, no es la tecnología -que al fin y al cabo es un instrumento-. Es el
compartir sentimientos, emociones; el reconocer que nuestra humanidad cargada
de sentidos se prolonga, se proyecta hacia el otro: el hermano, la hermana, con
los que tenemos intereses afines, comunes.
El evento fue de una riqueza inagotable cuyos
efectos se multiplicarán en diversas direcciones en virtud a la multiplicidad
de los contactos, de los encuentros, de los abrazos.
César Estrada Chuquilín, es uno de esos
comunicadores natos que recorren a pie grandes distancias para reportar la voz
de las comunidades por las ondas radiales. Hace unas semanas efectivos
policiales le propinaron golpes y varazos para intentar apagar su vocación de
informar la lucha de los guardianes de las lagunas que enfrentan al proyecto
minero Conga. Chuquilín, ahora no se siente solo como comunicador indígena y su
vocación y compromiso están más fortalecidos que nunca.
A pesar de las limitaciones económicas
comunicadores y comunicadoras de diecisiete regiones del Perú se hicieron
presentes y han fortalecido la Red de Comunicadores Indígenas del Perú (REDCIP)
que desde el 2006 viene exigiendo se atienda el derecho a la comunicación de
los pueblos indígenas, y cese la persecución a las radioemisoras de las
comunidades mal calificadas de “piratas” y que viven con el temor al decomiso
de sus equipos por el ministerio de Transportes y Comunicaciones.
Cómo valorar el impacto de la presencia de Harold
Secue, comunicador nasa de Colombia, que con su sencillez, humildad comunica
humanidad, entereza, resolución. Formado en la escuela del Tejido de
Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (2),
Harold es un ejemplo vivo de la convicción profunda del comunicador que se
juega la vida a cada momento en un contexto cargado de violencia por quienes
promueven el proyecto de Muerte y que actualmente asola a Colombia.
Ayudando a cargar las cajas con materiales,
compartiendo su palabra y experiencia de vida con los comunicadores hasta muy
tarde, después de la cena, elaborando sus reportes en la madrugada en la
habitación del hotel, Harold enriqueció las jornadas y estoy seguro que cada uno
de los participantes llevará siempre algo de él.
Cuando en marzo de este año -gracias a la feliz
iniciativa de la joven comunicadora Jahve Mescco, que me reunió con Franklin
Cornejo, director de la Escuela de Periodismo de la UARM- pensamos en organizar
las Jornadas de Comunicación Intercultural y Democracia soñamos
entonces con invitar a Alfonso Gumucio, Sally Burch y Luis Ramiro Beltrán.
Después de cinco meses nuestro sueño se hizo
realidad. Si bien no pudo venir don Luis Ramiro Beltrán (3) por razones de
salud y edad, estuvo muy bien representado por José Luis Aguirre, presidente de
la Asociación
Mundial para la Comunicación Cristiana de América Latina(WACC-AL) y
director del Servicio de
Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo(SECRAD) de la
Universidad Católica San Pablo de Bolivia.
José Luis Aguirre estuvo desde el incio hasta el
final de las jornadas y es testigo presencial de todos los avatares del evento,
sus aciertos, tardanzas, apremios, jolgorios y alegrías.
No quiero dejar de agradecer la acertada
participación de destacados especialistas en comunicación que nutrieron las jornadas
como Rosa María Alfaro, de Calandria; Jorge Acevedo, de la Universidad
Católica; Tomás Atarama, de la Universidad de Piura; Paul Maquet de la UARM y
Roberto Bustamante, promotor del portal El Morsa. Asimismo, a Mónica Cáceda que
dictó el taller sobre Web 2.0, a Julio Quispe y Carlos Núñez, que dictaron el
Taller de Producción Radial y a Franklin Cornejo quién dictó el taller de
Redacción Periodística y apoyó toda la organización del evento.
El conversatorio sobre Identidad y
Autoidentificación Étnica en los censos y medios de comunicación fue estratégico
para abrir un debate sobre cómo identificar a la población indígena en el Perú
y sobre esta base construir políticas de desarrollo. El aporte de Martín
Benavides, director del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), de Gladis
Vila y del representante del Instituto Nacional de Estadística e Informática
(INEI) marcaron la pauta al brindar criterios e información básica sobre un
tema fundamental y complejo para el país.
A todos ellos y a muchos más que sería largo
enumerar nuestro agradecimiento infinito por su participación que buscaremos
sistematizar lo más pronto posible para compartirlas internacionalmente y de
esta manera contribuir a la Segunda Cumbre de Comunicación Indígena a
realizarse en Oaxaca, México, en octubre de este año. Nos queda muy clara la
recomendación final de Alfonso Gumucio acerca de la necesidad de pensar
regionalmente el tema de las políticas de comunicación.
El evento no hubiera sido posible sin el concurso
decidido de la REDCIP y ONAMIAP, co-organizadores del evento. La insistencia y
preocupación de Teodoro Quispe Godoy de Ayacucho, la confianza y la resolución
de Cecilio Soria, la decisión y el compromiso con la comunicación indígena de
Gladis Vila Pihue.
Pero sin duda la mayor emoción estaba reservada
hacia el final, y fue el respaldo decidido de las organizaciones del Pacto de
Unidad de Organizaciones Indígenas que se hizo presente en pleno en la
ceremonia de clausura. Salvo la CUNARC que por razones ajenas a la voluntad no
pudo estar presente, fue contundente el apoyo que recibió las jornadas por la
más importante coalición de organizaciones indígenas del Perú.
En lo personal, fue muy gratificante recibir a
nombre de Servindi las palabras de reconocimiento y solidaridad de Antolín
Huáscar, en su calidad de vocero del Pacto de Unidad, frente a los ataques
recibidos meses atrás por quién alejado de las bases pretende usufructuar la
representación andina en el Perú y que -como el mismo Antolín lo expresara-
“no vale la pena ni mencionar su nombre”.
La proyección del documental: La Guerra por
otros Medios (6) de nuestros amigos argentinos Cristian Jure y Emilio
Cartoy facilitó enormemente que los principales dirigentes del Pacto de Unidad
comprendieran la necesidad de levantar la agenda indígena en comunicación y por
qué es necesario articularnos: indígenas y no indígenas, comunicadores y
periodistas, sociedad civil y sociedad política, en un movimiento a favor de la
construcción de políticas públicas de comunicación que correspondan de manera
auténtica al interés público y no al interés de consorcios privados.
Y eso pasa por hacer conciencia y luchar por una
distribución equitativa del espectro radioeléctrico en el país como lo han
logrado países vecinos; por sentar condiciones mínimas de infraestructura,
equipamiento y fortalecimiento de capacidades para fortalecer la voz y el
protagonismo de los pueblos originarios y otros sectores ciudadanos en las
decisiones nacionales. Solo de esta manera se podrá forjar una democracia
auténtica y pluricultural que permita la expresión de todos los sectores del
país sin exclusiones discriminatorias, abusivas y oprobiosas.
Por: Jorge Agurto
Fuente: SERVINDI