miércoles, 23 de abril de 2014

La turbada guarijía y el proyecto de presa denominado los Pilares o Bicentenario, en Álamos, Sonora

Como es ya conocido por la mayoría de nosotros, el pueblo originario macurawe / guarijío de Sonora está siendo amenazado con la pérdida de tierras, recursos y su forma de vida desde finales del año 2010, a causa del proyecto de construcción de la presa llamada Los Pilares/Bicentenario, localizada cerca de San Bernardo, Álamos. Desde entonces, han sido muchas las acciones ilegales, manipuladoras, violatorias de derechos humanos e intimidatorias que han llevado a cabo los “preseros”, como le dicen los macurawe / guarijío a diversos agentes del gobierno estatal (secretaría de Gobierno, subsecretarías especiales), de diversas instancias (FOSSI, CEA, CEDIS); así como de particulares promotores de la obra, diputados del PAN y del PRI; el Distrito de Riego 38 del Valle del Mayo;, la empresa Constructora Canoras y otros contratistas;, así mismo, el gobierno municipal de Álamos, además de personas contratadas ex profeso para la desestabilización (guarijíos y yoris, fieles a los intereses de los preseros, en contra de los derechos e intereses colectivos del pueblo macurawe /guarijío). Es una situación que amenaza su sobrevivencia como pueblo, en diferentes escalas de vulnerabilidad, en función de su lugar de residencia. Y es que el proyecto, inaugurado simbólicamente por el gobernador Padrés el 31 de septiembre de 2013, representa el despojo de sus tierras, la pérdida de sus referentes contextuales y con ello, la amenaza a su identidad, con la muerte del río y el fin de la biodiversidad del Mayo. Para los macurawe / guarijío el desplazamiento aparece como la pérdida de algo que no se podrá recuperar, que está siendo “negociado” por algunos traidores a ellos, en condiciones injustas y desventajosas.

Esta es la situación presente y es motivo de angustia entre la comunidad que se resiste a la presa, que es mayoritaria en las comunidades ejidales y menor en entre los grupos de familias de San Bernardo, donde los preseros han logrado convencer a uno de los líderes locales (Don Miguel, de Los Jacales), y a la vez que han falsificado la firma que les faltaba (la de Don José Romero Enríquez de la Colonia Macurahui), con el nombramientoilegal y al vapor de Guadalupe Rodríguez, realizado el día 4 de agosto de 2013.
 
Desde entonces han estado apoyando a este gobernador impuesto de manera totalmente ilegal, con la anuencia de un grupo de seguidoresacarreados y manipulados, muchos de los cuales no son guarijíos ni viven en San Bernardo. Las firmas del convenio que “consiguió” el gobierno estatalsobre los derechos de posesión de las tierras de la SPR (Sociedad de Producción Rural) nunca consideraron la situación legal de las tierras que quieren inundar, lo cual representa otra irregularidad más en este proyecto. Tampoco toman en consideración ni parecen preocuparse por las numerosas irregularidades y carencias señaladas por la SEMARNAT al Manifiesto de Impacto Ambiental, aún se desconocen los peritajes arqueológicos del INAH, pero son estudios que no han considerado la opinión de la comunidad, a la que tampoco se le ha consultado de manera libre, previa e informada, a pesar de lo cual se realizan ya diversas obras..Nunca fueron respondidos los señalamientos de los guarijíos ni tampoco los de la sociedad civil, quienes nos enfrascamos en señalar el derecho legal nacional e internacional que como pueblo originario de México, o pueblo indígena macurawe/guarijío, tienen los miembros de esta comunidad de saber con certeza en qué consiste este proyecto y de qué manera afecta su territorio, cultura y forma de vida, para sustentar la petición de la entrega del proyecto en su versión definitiva, de manera impresa, además de su versión escrita en lengua macurawe/guarijío, así como en solicitar otras garantías que constituyeron la base de los acuerdos firmados por el Gobierno Estatal, municipal, las autoridades guarijías y los asesores de la sociedad civil, el día 12 de noviembre de 2012, en reunión celebrada en Mesa Colorada, Álamos, Sonora, en el proceso fracasado de consulta iniciado por la CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas).

En lugar de cumplir los acuerdos signados, los agentes de los gobiernos estatal y municipal se han empeñado desde entonces por todos los medios posibles de librar cualquier obstáculo que les impida construir la presa lo más pronto posible, operando así contra. Contra viento y marea y al margen de toda legalidad, sin preocuparles el daño que está sufriendo el pueblo macurawe/guarijío. Una parte de del daño que han generado estos promotores es haber sembrado miedo y la división del pueblo guarijío, como ya sucedió en Colonia Macurahui y como intentaron hacer –sin éxito- con los guarijíos de Mesa Colorada, quienes respaldan masivamente a su gobernador actual y se oponen al abusivo proyecto de la presa Pilares. El gobierno no solamente no ha cumplido con jugar derecho sino que sigue ostentando como autoridad al anterior gobernador (Alfredo Anaya) que firmó el espurio convenio y fue destituido por lo cual le fue despojado el cargo, por parte de la gente que se sintió traicionada por sus acciones, en asamblea dura del ejido Burapaco. Sigue asimismo el gobierno estatal apoyando al que impuso en la Colonia Macurahui de San Bernardo. En los mediosinformativos no han cesado las declaraciones oficiales que aseguran que todo va bien con la presa Pilares, que los guarijíos han aceptado las condiciones y que habrá mucha prosperidad y progreso para todo el sur delestado.

Por toda esta revuelta las autoridades del Ejido Guarijíos-Burapaco nos invitaron a acompañarlos a celebrar una Tuburada por la Unidad de todo el Pueblo Guarijío, para refrendar nuestra solidaridad y compromiso con su causa y demostrarles que no están solos. Este viernes 11 y sabado 12 de abril nos juntamos en Mesa Colorada, invitados por el gobernador Fidencio Leyva Yoquivo a la celebración “dedicada a los líderes que marcharon antes: José Zazueta, Pablo Cautivo, Lino Leyva y José Ruelas”. La fiesta se desarrolló en santa paz durante dos días, con la afluencia tupida de cerca de 400 gentes, pocas de ellas yoris, en un vaivén donde nunca faltó la comida, la música, la devoción a la tradición y la algarabía, con un ánimo que fue en crescendo a lo largo de ambas noches. Con varios puntos culminantes generalmente entradas las madrugadas o a la salida del sol, cuando se hacía más claro y profundo el canto de Cipriano Buitimea o los demás maynates mantenían con el ritmo de su canto la memoria de su gente, su devoción; se intensificaba el baile pausado de hileras de mujeres, que tomadas de la mano hincaban sus talones a espaldas de una Santa Cruz hecha de vara blanca y vestida con paño blanco, rosario y listones de colores, clavada al frente de una barra, con copal ardiente (To´oro) y humo de macuche (Nicotiana rústica) envuelto en hojas de maíz, que es el que vehicula las peticiones y rezos hacia el cielo. Al pie de la cruz se colocan ofrendas, entre ellas la copa de barro que porta el copal para la saumaciones, y tres bules que simbolizan la trinidad de los seres y las cosas. Algunos dicen que si no se llevara a cabo la tuburada el mundo se desplomaría; por eso, apuran con brío y gastan cigarros, jarras de café, tortillas de maíz, cohetes, adornos de papel de China y papel crepé que ponen en la ramada previamente barrida, rociada y sahumada con táscate. Pascolas festivos con tenabaris, flores de papel, coyoles y sonajas, que llevan en sus piernas la percusión de la fiesta, marcada por dos hileras de arpa y violín; platos de guacavaqui y frijol cocido, risas a lo grande, juegos, bailes, cortejos y una voluntad compartida de cultivar este espíritu colectivo, que es el que emerge siempre que los guarijíos se ponen floridos para amacizar la tierra y agarrar las piedras, pues ellos piensan resistir en la defensa de lo que es suyo, como afloró en los intersticios rituales. Así lo platicamos quienes estuvimos con ellos, varios amigos que buscamos la manera de apoyarlos en su lucha y que no estén solos. 

¿Qué más podemos hacer?
Y es que ya hay actividad presera en la región guarijía, con acarreo de materiales y desmontes en el pedregal que será el nuevo pueblo reubicado de Chorijoa, al que se planea inundar. Los pick-ups de la Constructora Canoras (MFB) se ven por todas partes, como también los dompes y los hombres de chaleco anaranjado. La actividad es incipiente y comienza a generar incertidumbre entre los guarijíos que se oponen a la presa, a pesar de que la obra ha sido parada varias veces por las gentes de Sejaqui, Topiyeca y Chorijoa, quienes reclaman una mayor tajada del pastel. No obstante, los planes avanzan con múltiples tropiezos. A la par, la situación en Colonia Macuragüe, en San Bernardo, empeora cada día más, con el acoso y secuestro a la gente que sigue a Don José Romero, el gobernador que se negó a firmar. 

Estas familias, junto con el resto de guarijíos leales, continúan hasta hoy en RESISTENCIA. Solamente los vendidos a los preseros continúan con su apoyo a cambio de promesas y acceso a programas a los que ya tienen derecho, por ley, la división ha sido creada sin medir riesgos y consecuencias; hay tensión por los conflictos de interés y las malas maniobras desde el gobierno estatal. Por nuestra parte, hemos alertado y dado a conocer el caso no solamente en los medios informativosque son honestos, sino también ante la CDI, la SEMARNAT, Procuraduría Agraria, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Comisión Estatal de Derechos Humanos, Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OEA); y otras instancias más, como la Oficina para el Diálogo con los Pueblos Indígenas, de la SEGOB y su Subsecretaría de Derechos Humanos. Ninguna de estas gestiones ha logrado impedir que comiencen los trabajos de la presa, cuyos intereses rebasan a la actual administración estatal.[1]

La Tuburada es un ritual ancestral, patrimonio cultural vivo, que tiene que ver con asegurar el mundo después del diluvio para que la tierra quede maciza y no vuelva a llover de más o a faltar el sustento. Para los guarijíos es esencial realizarlo periódicamente, al igual que la Cavapizca, también parte del patrimonio cultural del noroeste de México, fiesta que permite la afluencia de lluvias, mientras que el tuburi sirve para todo lo esencial. Se sustenta en los relatos guarijíos de la creación, por lo cual conlleva ciertos procedimientos y secuencias, como la de utilizar ciertas hierbas sagradas, como la vinorama (Ku'ka), para purificar el ambiente, así como el copal, que sirve de sahumerio. Así como el ayal (Crescentia alata) que sirve como percusión musical. Tamo Nonó cantó durante tres días para formar el mundo y al esparcir un puñado de arena que sacó de las aguas. Después Jesucristo, la Luna y el Sol comenzaron a bailar tuburi para amacizar la tierra, y fue entonces cuando a cada quien se le dijo para lo que servía o qué tenía que hacer en el mundo. “En las tuburadas se cantan leones, tigres, lobos, naturaleza, el campo, a los sauces que hay por el río, a los montes verdes, a las avispas y todo lo que nos rodea”. Durante el tuburi el maynate((“el que da la palabra hablando sobre Dios”) reza, canta y pone la cruz mirando hacia el Oriente, al son de dos de los tres isawiras (bules o ayales) que lo acompañan. Las mujeres son los lazos del rito, relacionado con la tierra, la oscuridad y la fertilidad. Son ellas quienes entienden los cantos guturales y contribuyen con su baile a la eficacia simbólica del ritual, de connotaciones terapéuticas y también preventivas, propiciatorias de lluvias y prosperidad, así como para alejar las amenazas y la adversidad. Ellas estrechan sus manos balanceándose hacia adelante y hacia atrás, como compactando la tierra. “Así lo dejaron los antepasados, cuando todavía aquí tenía agua, empezaron a aplastar la tierra, dicen que es para apretar la tierra, había un pedazo que tenía tierra y empezó a aplastar y el agua empezó a secarse para amacizarse, con ese pasito, así despacito empezaron a aplastar y endurecer la tierra”.

En esta ocasión, la amenaza de la presa se cernía aciagamente como una bruma ciega que contaminaba el espíritu de la fiesta. ¿Y qué va a pasar con nosotros?, ¿Qué van a hacer con nuestros muertos? ¿Y acaso van a comenzar la presa sin tomar en cuenta nuestra opinión?, eran cosas que nos preguntaban especialmente las mujeres. Sin embargo, los cantos fueron llenando de certezas la noche con luna que nos inundaba, poco a poco se diseminaba un aire de esperanzas. Los arperos y violinistas infundían fuerzas a las piernas ceñidas de los pascolas, hijos rebeldes y payasos de los diablos, en ayuda mutua con los humanos. El pascola es cahita, mientras que el tuburi es netamente un rito serrano emparentado al yumari de pimas y rarámulis, así que se reafirma la impresión de que se trata de un pueblo bisagra entre serranos y costeños cahitas. Y que pase lo que pase, lo supimos entonces, este pueblo seguirá de un modo o de otro haciendo firme el terreno y pintando su huella, porque esta lucha mantiene viva la flama de la persistencia, ligada más que nunca al territorio que consideran es su merecido patrimonio.

El aliento de la tierra emanará de estos y otros cirios para seguir haciendo siempre la fiesta. “Aunque otra, sea, nuestra será…”, parecen decir sus danzas que se acomodan al vaivén de la música y al contexto de la situación. A ratos las mujeres bailaban en círculo el Pájaro Chikakari, que es el carpintero y cuando el cantador terminaba su canto las mujeres se volteaban hacia la cruz. Es una fiesta que un hombre debe realizar tres veces en su vida y la mujer cuatro, y estas obligaciones permanecen en la memoria de los guarijíos, como también la certeza profunda de que encontrarán una manera de salvar al río y sus tierras. Que pese a los empeños de los yoris, no habrán de salirse con la suya. Por eso, mientras inician ilegalmente los trabajos de la presa, los guarijíos han respondido con una fiesta que les da la fuerza que necesitan para seguir adelante.

Mesa Colorada, Sonora, territorio macurawe / guarijío.




[1] El 28/03/2014 Enrique Martínez Preciado de CEA, manifestó que la presa no podrá ser concluida en la administración de Guillermo Padrés, pero que ya han comenzado algunas obras, como la limpieza del área de la cortina, el acarreo de materiales, la edificación de la colonia de trabajadores y el inicio de construcción de los poblados reubicados de Chorijoa y Mochibampo. (http://www.youtube.com/watch?v=cDgZLrJO6s0).